Cómo tomar mejores decisiones
¿Cómo podemos tomar mejores decisiones? Johan Lehrer, por medio de este libro nos propone que nuestro sistema racional y emocional son fundamentales en la toma de nuestras decisiones, durante mucho tiempo la neurociencia considero que una persona podía decidir mejor solamente teniendo en cuenta la parte racional del cerebro, sin embargo, en el libro se describe el caso de Elliot Walked, quien luego de haber sido operado de un tumor en el cerebro, perdió su capacidad de experimentar emociones, y aunque su parte racional estaba intacta, le era imposible tomar incluso las decisiones más simples.
Nuestra parte emocional es un poderoso instrumento que puede procesar una gran cantidad de información en un periodo muy corto de tiempo, por ello, es tan importante como nuestra razón.
Las emociones se crean cuando el cerebro interpreta lo que sucede a nuestro alrededor a través de nuestros recuerdos, pensamientos y creencias y, en respuesta a ello, modula nuestros sentimientos y conductas. Todas nuestras decisiones se ven influidas por este proceso de uno u otro modo.
Tal es el caso de cuando te sientes feliz, puedes decidir regresar a casa paseando por un parque soleado. Pero, si de pequeño te persiguió un perro, ese mismo parque soleado puede desencadenar sentimientos de miedo, y probablemente prefieras tomar el autobús. Es posible que existan argumentos lógicos para decantarse tanto por una opción como por la otra, pero, en el momento, tomamos la decisión movidos por nuestro estado emocional.
Cada emoción influye a su modo en las decisiones que tomamos.Los estudios de investigación demuestran que las personas más infelices son más favorables a aumentar las ayudas a los receptores de prestaciones de bienestar social que las personas enfadadas, que carecen de empatía.
Las emociones no solo pueden influir en la naturaleza de la decisión, sino en la celeridad con la que la tomamos. El enfado puede generar impaciencia y hacer que tomemos decisiones precipitadas. Cuando nos emocionamos, podemos tomar decisiones rápidas sin tener en cuenta sus implicaciones, llevados por la confianza y el optimismo ante lo que nos depara el futuro. Presas del miedo, las decisiones pueden verse nubladas por la incertidumbre y la cautela, y puede llevarnos más tiempo decantarnos por una opción.